Frank Drake se pregunta si existe el Internet galáctico
El paleontólogo y experto en evolución Simon Conway Morris, de la Universidad de Cambridge, se prepara para lo peor. Así tituló su intervención en la reunión de Londres. Las biosferas extraterrestres pueden ser muy similares a la terrestre y entonces sería inevitable que emergiera la inteligencia, y nos encontraríamos con civilizaciones parecidas a las nuestras, con todas sus características negativas. Conway esgrime argumentos evolutivos para señalar que este escenario le parece muy poco probable. El opuesto, por el que se inclina, es que estamos completamente solos en el Universo.
Sin embargo, el cambio de paradigma que supuso desde 1992 la detección de planetas fuera del Sistema Solar (ya van 500 identificados) hace pensar a muchos que las generaciones actuales pueden llegar a ver la firma de la vida en otro lugar distinto de la Tierra. Aunque "la astrobiología es el estudio de las cosas que no existen", según una cínica definición muy popular en el mundo científico, su convergencia con el veterano enfoque SETI (programas de búsqueda de inteligencia extraterrestre) es un hecho y marca la nueva fase.
SETI, que intenta detectar señales extraterrestres, cumplió 50 años en 2010 sin conseguir su objetivo. Frank Drake, su impulsor, piensa que es preciso mantener una gran amplitud de miras sobre dónde y qué buscar, y reconoce que las hipótesis utilizadas hasta ahora han sido ingenuas. La búsqueda ya se ha ampliado de las ondas de radio a las señales ópticas e infrarrojas, pero Drake cree que mientras no se puedan detectar directamente "las luces de las ciudades por la noche" en otras civilizaciones, dependemos de que éstas quieran dar pruebas de su existencia con potentes emisiones intergalácticas. Siempre optimista, se pregunta: "¿Existirá una red de civilizaciones intercomunicadas, una versión real del Internet galáctico mítico?"
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